jueves, 30 de septiembre de 2010

Muere, mosca

La mosca volaba pero se posó. La miré fijamente. Todos saben que me asquean, así que alguien la mató con un trapo viejo. Se quedó paralizada sobre el suelo. Su cazador me dijo algo pero yo no pude evitar conectar con el insecto; sentía que trataba de decirme algo. La recogió por las alas y se alejó con ella en dirección al cubo de la basura. Un escalofrío recorrió mi espalda. De repente pude escucharla en mi cabeza, palpar su miedo. Cerré los ojos. A estas alturas ya sé que no puedo compadecerme de todo el mundo sin perder el juicio. El cazador regresó. A nadie le importó su muerte. La televisión continuaba sonando, el salón olía de la misma manera. Me pregunté si aquella mosca habría adivinado mis pensamientos justo antes de morir. Si habría sabido que mis ojos habían bailado con ella, persiguiendo su recorrido intermitente, rozando cada mueble, cada pared, describiendo círculos absurdos y letras extrañas, jugando a esperar paciente, apresurándose por momentos hacia la luz. Me pregunté si ella habría elegido volar para mí, morir ante mi. Si había estado intentado demostrar algo, contarme algún secreto... ¿Serán las moscas depositarias de los misterios del Universo? ¿Serán ellas, despreciables y molestas, los guardianes anónimos de la sabiduria? ¿Contiene la simpleza de su anatomía, unida a su fútil existencia, la ecuación de las ecuaciones?
Me aproximé a la ventana. El cielo nocturno cubría la calle hasta los tejados de las casas. Golpeé los cristales con la punta de los dedos, sin darme cuenta, tal y como haría un insecto justo antes de no volver a despertarse. Sonreí.
Puede que pasemos la vida esperando una sacudida...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Chevy 4















Límites
Adhesión, tortura; era mi oportunidad
Automatización de las manos
Inmersión desde la mentira que nunca fue tan mentira si fue nuestra
Párpados, inapetencia
Otra forma de caer de cabeza
No me sabes, no me disgusta que no me gustes
Inmóvil pero caliente
Tan caliente
Estuvimos muy cerca de hacerlo como todos
Muy lejos de hacerlo bien
Incapaces de hacerlo para siempre
Sigue rodando
Tu esquina y la mía
Ese pasillo resbala demasiado, perdóname
Te devuelvo tus túneles, no me convienen
Tus prisiones para ciegos
Camino a golpes, pero aún pateo en la sombra
Uñas
Ven a verme
Intentaré vestirme con algo que me sobre
He aprendido a que me roben
Llámalo histeria
Llámalo historia
Llámalo astenia
Llámalo hipoxia o agnosia
Doctor, sálveme
Quiero tirarme otra vez al suelo
Estirparme el trozo que no se comieron los lobos
la calle de mi espalda
No es la calle que ve mi alma
Mundos sueltos, recosidos a lo inmediato
No me mires
Fuera
Necesito pensar
¿Pensar?
Cantaré mientras me suicido cada día
Espadas y tacones
Esposas y esposos con esposa
O sin esposa, pero con ganas
Cielos
Tápame sin piedad
Sin flores, sólo piedras
Escupe mi nombre en una botella y luego vuela
No deseo saber a dónde
Dormiré despierta para matar el dragón
Apagaré el fuego con pastillas
Me sentaré a esperar, como un recién nacido
El paso del angel...

martes, 14 de septiembre de 2010

Tela, catola

Tira los dados. Sale cara. Estás casado, tres hijos, un trabajo administrativo cualquiera en la ciudad de Toledo. Todos los veranos viajas a Lisboa para visitar a tus suegros. Planeas cambiar de coche, uno más grande. Tu nueva compañera de oficina, la divorciada que va al gimnasio, te enseña el escote en cuanto puede. Tus amigos te arrastran al bar cada viernes para echar la partida. Te gustaría aprender japonés pero no tienes tiempo libre. Lees antes de dormir. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale negro. Estás en Camboya, trabajando como guía turístico. Todos los veranos regresas a España para visitar a tu padre. Planeas marcharte a Hong Kong a relanzar tu carrera diplomática. Tu novia se ha marchado a recorrer la India en busca de ideas para un comic. Tus amigos han montado una empresa de envasados ecológicos por internet. Te gustaría comprarte un barco pero no tienes dinero. Escribes un diario desde los doce años. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale pares. Estás arruinado, en tu país te buscan por estafa. Todos los veranos tratas de ver a tu familia a espaldas de la justicia. Planeas reunir una suma de dinero suficiente como para dejar de huir por sudamérica. Tu socio te vendió. Tu abogado insiste en que puede hacer un trato generoso si te entregas y declaras. Te gustaría cambiar de nombre y empezar de nuevo, solo, en Chipre o Panamá. Guardas una carta de despedida en un ejemplar del Conde de Montecristo. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale rojo. Estás en la cama de un hospital. Todos los veranos haces cosas sin importancia. Planeas si comerás pechuga en vez de merluza. Tu madre te ayuda cada mañana a ducharte. Tus amigos vienen a visitarte todos los jueves, justo antes de ir al cine. Te gustaría poder navegar por internet un rato o jugar al buscaminas. Intentas leer las revistas pero te cansas mucho. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados...

- ¿Qué estás haciendo?- Preguntó el Universo al pequeño jugador.
- Juego con el destino - Respondió el aludido - Juego a cambiarlo...
- No puedes - Sentenció.
- ¿Por qué? - Se sorprendió el pequeño jugador.
El Universo, entonces, sonrió antes de marcharse a dormir.
- Nunca tuviste los dados...